Hola a todos!
Estoy muy emocionada por lo poquito que falta para finalizar la nueva cole. Por fin saldrá a la luz después de un montón de trabajo :)
Los que me conocéis, sabéis que no es muy complicado para mi enamorarme de un material nuevo. Normalmente suelo trabajar con latón y resina. No los dejaré de lado ya que me siento muy cómoda trabajando con estos materiales. El caso es que he tenido un flechazo con la cerámica. He conocido personas estupendas, ceramistas de profesión, que han perdido un poquito de su tiempo en enseñarme algunas técnicas que me han ayudado mucho para llevar a cabo esta colección y un proyecto en el que estoy trabajando desde hace mucho tiempo (del que todavía no puedo desvelar mucho).
Entre pruebas y más pruebas, descartar bocetos y estampados, mezclar colores, añadir las nuevas ideas que van surgiendo y todas esas cosas que van unidas al proceso creativo y al trabajo artesanal, finalmente todo se ha ido alargando más de lo esperado.
Ha sido un proceso largo pero precioso. Después de meses de modelado y engobado, con la compañía impagable de León, mi gata preciosa, por fin he llevado las piezas a cocer al horno cerámico de mi amigo y ceramista, Manu Rial. Este es un mundo nuevo para mi. Desconocía por completo qué podía ocurrir dentro del horno ya que mis compis ceramistas siempre dicen que el horno te da muchas sorpresas, algunas malas y otras buenas. Es un proceso especialmente mágico y no voy a negar que estaba muy nerviosa. Es increíble el hecho de colocar mis cientos de piececitas de barro en el horno, que se cuezan a más de 1000 grados de temperatura y al terminar, observar que todos los colores han cambiado de intensidad.
Mi cara al abrir el horno ha sido un poema. Mi compañero de viaje estaba allí para inmortalizar el momento en el que abría la puerta del horno y visualizaba por primera vez todo mi trabajo. Ha sido un momentazo increíble!!! Todos los colores estaban tan vivos y bonitos! Después de una noche sin pegar ojo pensando en que estaría pasando en el interior del horno, podía al fin llevarme todas las piezas al taller para montar mi colección de joyería cerámica. Con cuidado las he ido guardando en contenedores con la ilusión de un niño esperando la noche de Reyes.
Para ser mi primera vez, todo ha salido fenomenal y estoy contentísima con el resultado. Así que, a por la segunda cocción!!! Todavía queda todo el montaje pero ya he avanzado bastante y espero mostraros el resultado muy pronto.
Las fotos de arriba resumen un poquito el proceso de trabajo y mi día a día en el taller. Imprescindible música de fondo y armarse de paciencia. Suelo escuchar Freddie & the Filos, Nick Curran y bandas por el estilo. Nada tranquilo para un trabajo delicado y manual, haha, pero a mi me ayudan a seguir el ritmo.
Salud, herman@s!